Fiebre de candilejas
- Pedro Luis Menéndez
- 7 jul 2015
- 2 Min. de lectura
¿Cómo mantener a raya -en su punto exacto- la tensión escénica imprescindible para nuestras actuaciones públicas?
En el mundo escénico se denomina fiebre de candilejas a esa tensión previa capaz de equilibrar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. Si lo piensas, armonizar las ideas que queremos expresar con el cuerpo -que es nuestro soporte- y con las emociones permite que podamos funcionar como lo hace una orquesta.
¿Te has imaginado alguna vez como un hombre o una mujer orquesta? Porque no es una mala imagen, aunque pueda provocar una sonrisa. Para interaccionar con una audiencia debes combinar tu presencia y tu aspecto físico, tu voz, tu mirada, tu expresión corporal, tus emociones.
El trabajo conjunto de todo ello te permitirá construir la partitura del cuerpo, aquella que va a definir ante tu audiencia tu tamaño emocional; es decir, tu capacidad de "llenar el escenario".
Los mejores siempre llenan el escenario sólo con su presencia. Y además disfrutan. El peligro -del que nadie está exento- es traspasar la línea (a veces muy fina) entre la fiebre de candilejas y el pánico escénico, ese que nos imposibilita para enfrentarnos a nuestro público.
¿Podemos entrenar los límites de esa tensión? Por supuesto. En nuestros talleres lo hacemos. Y no recurrimos a ansiolíticos, ni mucho menos al alcohol o cualquier otra sustancia (te sorprendería la de gente que lo hace).
¿Cómo entrenar esos límites? Con un método. Pero no voy a explicarte aquí el método que entrenamos y practicamos en nuestro taller, sino el que utiliza Juan María Solare.
Juan María Solare es un pianista y compositor argentino que en un artículo del año 2008, "Vencer el miedo escénico", expone su propio método, del que extraemos estos seis puntos:
-Dominar el repertorio.
-Estudiar para perder el miedo: identificar con precisión dónde surge el miedo.
-Ridiculizar el miedo como un modo de ahuyentar fantasmas.
-La respiración como herramienta.
-Dormir bien.
-Conocer previamente la psicología de la sala: posesionarse del espacio.
Además, aconseja también no perder nunca la concentración: "Una partida de ajedrez ganada termina sólo con el jaque mate o cuando el rival abandona. No antes."
Por último, no me resisto a transcribir completo un párrafo de Solare: "Escribo poco sobre el momento propiamente del concierto porque la lucha contra el temor tiene lugar antes del concierto, no durante. En el escenario se trata de enjoy. El escenario es un lugar de goce, no un valle de lágrimas. I love it. Me fascina poder hablar con los dedos y ponerme en el bolsillo a cien o mil personas. Poder expresarme, comunicar belleza y transmitir fuerza. En el momento del concierto, ése es el objetivo, porque lo único que el público no perdona es que no se transmita nada. El único pecado capital es aburrir".
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