Camina sin miedo escénico
El pasado 5 de octubre, cerraba una mesa redonda en el Club de Prensa de La Nueva España de Gijón sobre el miedo escénico con Ana Fernández Mera, citando a Javier Jiménez.
Javier Jiménez es uno de los impulsores de un deporte aún poco conocido en España, a día de hoy: la marcha nórdica.
En su artículo "Caminar sin miedo escénico" plantea cómo el miedo escénico puede condicionar tus comienzos como practicante de esta modalidad deportiva. Al tratarse de algo poco habitual, subraya el hecho de los comentarios más o menos jocosos e irónicos que surgen entre la gente que te cruzas.
Su lectura me ha llevado a pensar en el miedo escénico "fuera del escenario", en todas aquellas situaciones de la vida en que las interacciones con los demás pueden "cortarnos" e impedir que expresemos nuestro auténtico yo.
Suele ocurrir por nuestra manera de vestirnos, por nuestro modo de caminar, por cualquier circunstancia que nos haga diferentes a la mayoría, a lo que se considera "normal". Algunas personas vencen con el paso de los años las consecuencias de esas acitudes hacia ellas, otras no lo logran nunca.
Sin llegar a producirse un acoso concreto, en los patios escolares son frecuentes comentarios, miradas, risas y gestos hacia cualquiera que sea "diferente". Creo que ahora afortunadamente se ha perdido, pero aún en mi infancia, quienes llevábamos gafas quedábamos marcados sin remedio ante los compañeros.
Sólo una educación que fomente la comunicación entre iguales, la escucha, la empatía, el respeto al diferente, es capaz de desarrollar en los seres humanos un entendimiento que no se traduzca en el chiste fácil que humilla o que degrada.
Mientras esto no ocurra, estamos obligados a entrenarnos en técnicas que ayuden a superar cualquier miedo "fuera del escenario", en la calle, en el trabajo, en la pareja o en la familia, en las relaciones sociales. De este modo, seremos capaces de convertir nuestro título "Camina sin miedo escénico en un lema aún más útil: "Vive sin miedo escénico".
