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¿En tu experiencia o en la mía?

  • Pedro Luis Menéndez
  • 20 jun 2016
  • 3 Min. de lectura

"¿En tu casa o en la mía?" Muchos años antes (allá por los ochenta) de que una productora televisiva utilizara esta frase para titular uno de sus programas -con sus buenas dosis de polémica en los últimos meses-, la frase se puso de moda para ritualizar el camino que llevaba desde "¿Estudias o trabajas?", en los momentos iniciales, hasta irse (o llevarse, o dejarse llevar) a la cama con tu ligue reciente, acabado o casi de conocer.

Sustituía así a otra frase histórica: "¿Quieres subir a tomar un café, o una última copa...?" en el momento de la despedida, que sólo dejaba en la insinuación -no siempre clara- la posibilidad de una continuación. Porque la frase "¿En tu casa o en la mía?", en su sentido original, era mucho más explícita y ahí estaba su gracia. Daba por hecho el "qué" de la cuestión y simplemente se interesaba por el asunto logístico, por el "dónde" iba a finalizar el encuentro ya iniciado.

Tomar una u otra decisión en este sentido suponía una negociación que implicaba valorar ventajas e inconvenientes de ambas posibilidades, desde las anecdóticas inconfesables ("imposible en mi casa, tengo calcetines tirados por todas partes"), hasta las esenciales y con más enjundia ("imposible en mi casa, no vaya a ser que luego, como si nada, se me instale y quiera quedarse").

Por supuesto, existía una tercera opción que no se explicitaba en la pregunta: quedaba el recurso de buscar una habitación de hotel, solución menos económica pero a veces más conveniente.

Algo parecido ocurre con la comunicación, con la salvedad de que el "recurso hotel" es el único que puede garantizar que se produzca una auténtica comunicación. Así, la pregunta "¿En tu experiencia o en la mía?" sólo puede responderse con un "en ninguna de las dos", porque a nuestro "encuentro comunicativo" no le queda más remedio que producirse en un espacio común de experiencia.

O encontramos ese nivel de experiencia compartida o la comunicación será imposible. Desde luego, empezando por nuestra experiencia lingüística: ¿hablamos el mismo idioma, aun hablándolo? ¿Compartimos conceptos, vocabulario, formas y usos sociales del respeto en la interacción? ¿Nos estamos entendiendo?

Y esto sin olvidarnos ni mucho menos del lenguaje no verbal: ¿identificamos el significado de los gestos del otro, de su postura, de su mirada? ¿Interpretamos bien o malinterpretamos su manera de moverse, de situarse ante nosotros, de aceptarnos o no con su cuerpo?

Incluso necesitamos una experiencia compartida en la identificación del modo de vestir de cada persona. Aunque vivimos cada vez más en sociedades acostumbradas a una diversidad enorme de aspectos físicos, al menos en núcleos grandes de población, el "fantasma" de los prejuicios sobre la "pinta" de nuestros interlocutores puede estar esperándonos a la vuelta de cualquier esquina.

Por todo ello, Wilbur Schramm formuló ya en 1954 un modelo comunicativo -que representamos en nuestra ilustración- en el que comunicar supone forzosamente compartir. Tal como él lo formuló, o la "fuente" y el "destino" comparten un espacio común de experiencia, o será imposible la comunicación. De modo que cuantos más elementos en común tengan las experiencias acumuladas, más posibilidades de comunicación real existirán entre los interlocutores.

Aun cuando el modelo de Schramm sea un modelo muy simple para explicar lo que sucede realmente en la comunicación humana -y haya sido superado en muchos aspectos por modelos posteriores-, creo sin embargo que sigue siendo útil para, al menos, producir una reflexión sobre las bases muchas veces erróneas en que intentamos que se produzca una comunicación auténtica.

Pensemos en la enseñanza, en las entrevistas de trabajo, en la comunicación intergeneracional en las empresas, en el seno de los equipos de trabajo, y un largo etcétera: ¿en cuántas ocasiones fracasa la comunicación porque no somos capaces de encontrar -y para encontrar hay que buscar- esos espacios comunes de experiencia imprescindibles para lograrla?

 
 
 

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