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¿Funcionas como una bacteria o como un verso suelto?


¿Por qué los estudios de intención de voto parecen fallar tan estrepitosamente? Los especialistas en comunicación conocen las causas pero no siempre quieren que todos las conozcamos.

Jordi Pigem, en una entrevista reciente en la revista Qué leer, explica a propósito de la vinculación de nuestra inteligencia con nuestro entorno: "Cada organismo y cada persona es un mundo, y esos mundos se entrelazan continuamente. El ser humano sin duda es un ser social. Pero las redes sociales más espectaculares son las de las bacterias, que forman colonias de miles de millones de individuos capaces de evaluar su entorno y de tomar decisiones colectivamente, a través de una forma de inteligencia social que la literatura científica hoy llama quorum sensing".

Esta percepción de cuórum, aplicada figuradamente a los seres humanos, provoca en muchas ocasiones un efecto de bola de nieve en los medios de comunicación y por supuesto en las redes sociales. La opinión pública no deja de ser un medio de control social: las personas ajustamos con frecuencia nuestras opiniones a las actitudes dominantes en nuestros grupos de relación.

El problema es que lo que afirmamos públicamente y lo que hacemos privadamente no siempre se corresponde. Por esta razón los estudios de intención de voto no son capaces de detectar el llamado "voto oculto": "Mi opinión pública tiende a acercarse a las de mis iguales, pero mi voto secreto...". O bien: "Voy a votar a...", pero luego no salgo de mi casa (o de la playa) el día de las elecciones.

Elisabeth Noelle-Neuman acuñó en 1974 el concepto "la espiral del silencio" para hacer referencia a la tendencia que tenemos las personas a evitar el aislamiento en relación con nuestros grupos de relación. Parece que tendemos a evaluar las opiniones mayoritarias de nuestros grupos y ajustar nuestras opiniones a estos, dejando al margen las opiniones minoritarias. Lo curioso es que lo que se genera no es un cambio real de actitud o de opinión, sino una ocultación para no sentirnos en minoría.

Ante esto, tenemos la opción de ser un "verso suelto". Desde luego, en cualquier cuestionario más o menos sociológico, casi cualquier persona responderá que no se deja llevar por los demás y que prefiere ser un verso suelto, es decir, una persona con opinión propia y con independencia de criterio. Pero esto es en realidad una media mentira o una verdad a medias.

¿Cómo se comporta la sociedad conmigo si soy un verso suelto? Pues las redes sociales de "bacterias humanas" (en sentido figurado) funcionan como apisonadoras de lo diferente. Así, el silencio que los medios de comunicación guardan sobre determinadas opiniones o actitudes minoritarias provoca más silencio aún sobre esas opiniones.

De este modo empieza la "espiral del silencio". La tendencia de la espiral es a enmudecer a quienes tienen posiciones diferentes a la mayoría, entendiendo por mayoría a la opinión que se observa como la mayoritaria, lo sea o no realmente.

En definitiva, la presencia o la ausencia de determinadas opiniones en los medios de comunicación o en las redes sociales es fundamental para generar estados de opinión que, en el caso frecuente de que no reflejen una actitud real mayoritaria, producen fenómenos como el que ya aludimos del "voto oculto". Las redes "mueven" determinadas opiniones que creemos que son mayoritarias, y no lo son realmente.

Y tú, ¿funcionas como una bacteria o como un verso suelto?

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