¿Y si sales de la nube?

En un mundo cada vez más tecnológico, empujado -a veces parece que de manera irremediable- hacia una cultura emprendedora, puedes posicionarte en las redes, convertirte en un experto en marketing a la hora de gestionar tu propia imagen, pero ¿qué ocurre el día en que tus contactos te conozcan personalmente si tus habilidades comunicativas no son las esperadas?

Así, la respuesta a la pregunta formulada en este artículo del diario El País, es muy directa y evidente: porque no nos enseñaron.

Llevamos demasiados años estabulando a nuestros hijos en escuelas y colegios en los que la cuadrícula perfecta del aula delimita espacios rígidos y silenciosos. "En mi clase no hablo más que yo", es una frase asombrosamente repetida aún por algunos docentes, para quienes resulta más cómodo pasar las horas con un rebañito obediente que rellena fichas. ¿Fichas de qué? De lo que sea. el caso es que estén formalitos y quietos "aprendiendo".

No enseñamos en nuestras escuelas a comunicar ideas, ni proyectos, ni recuerdos, ni mucho menos sentimientos o emociones. Y después, casi de manera sorprendente, nos extrañamos de hablar mal en público. Con estos mimbres, ¿podría ocurrir de otro modo?

¿Este futuro es el que queremos? ¿Tendremos solo una existencia virtual? ¿Nunca saldremos de la red o de la nube porque seremos incapaces de hablar, sentir, respirar junto a los demás, con los demás?

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