top of page

Tiene usted la palabra


¿Te inquieta hablar en público? Es natural. No nacemos programados para ello. En nuestros primeros años de vida, cuando adquirimos las bases de la lengua oral, la socialización suele ser familiar o más o menos tribal, pero en cualquier caso comenzamos a acercarnos al lenguaje a partir de la necesidad de dar o recibir información, de las confidencias, del cariño, siempre en privado.

En los años de escuela la socialización aumenta en el grupo de iguales, pero, al menos en la escuela tradicional, eran muy escasas -o inexistentes- las ocasiones para hablar en público. Quienes hablan en público son los maestros, los que tienen el "poder en el aula".

En la escuela tus habilidades comunicativas -físicas y emocionales- ayudaron o perjudicaron tu integración en el grupo, e incluso una parte muy importante de tu éxito escolar estuvo condicionada por tu capacidad de escuchar y de hablar.

Históricamente, los que detentaban el poder eran quienes gozaban (y se preparaban para ello) del uso público de la palabra. Los reyes y nobles, los magistrados, los sacerdotes, los magos de la tribu, los profetas, los políticos y, aunque (como ya dijimos) en una escala mucho menor, los maestros.

En consecuencia, en las sociedades no democráticas no interesa en absoluto que los ciudadanos (o súbditos) estén preparados o formados para hablar en público. La censura o el silencio impuesto a la mayoría otorga la voz pública sólo a los representantes del poder.

Sin embargo, en una sociedad democrática, basada en los derechos humanos y en la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, todos tenemos la palabra. Y tener la palabra trae como consecuencia ser capaz de:

-Tomar la palabra.

-Tener derecho a una voz propia: opinar y decidir por nosotros mismos.

¿Estamos "entrenados" para ello? En el mundo adulto también tu capacidad de comunicación marca, en ocasiones de manera directa, tu integración sociolaboral. ¿Cuáles son tus necesidades comunicativas? Porque puedes tener una visión crítica y valiosa de la realidad, pero si no sabes expresarla quedarás atrás, no se tendrá en cuenta.

La necesidad del entrenamiento se hace cada vez más evidente ya desde los propios sistemas educativos, por lo que se hace imprescindible una pedagogía de la expresión oral que tenga en consideración los valores y la ética de una sociedad democrática.

En definitiva, el lenguaje es un instrumento de poder. Si tenemos derecho a una voz y a tomar la palabra, tendremos que estar preparados. Necesitamos seguir entrenando en la vida adulta, porque sólo con un nivel adecuado de escucha y de habla podremos ejercer ese derecho.

De modo que, cuando alguien nos diga "Tiene usted la palabra", podamos responder sin complejos y sin miedo "Tomo la palabra".

Featured Posts
Recent Posts
Archive
Search By Tags
No hay tags aún.
bottom of page