¿Otorgas cuando callas (ante tus jefes)?
- Pedro Luis Menéndez
- 20 dic 2015
- 2 Min. de lectura

¿Qué hay de cierto en el refrán "Quien calla, otorga"? ¿Siempre el silencio supone aceptación y consentimiento? El Centro Virtual Cervantes explica así el significado de este refrán: "Quien no presenta objeción alguna y se mantiene callado, da a entender que muestra su aprobación a lo que se ha propuesto".
Pero, ¿podemos aceptar este significado de "aprobación" y no de "aceptación" en el mundo laboral? Es evidente que puedes callar ante tus jefes porque apruebas en realidad sus palabras. Sin embargo, también es evidente que en alguna ocasión habrás callado porque no te atreviste a contradecir sus ideas:
-a partir de experiencias anteriores desalentadoras,
-ante la abundancia de reuniones de trabajo inútiles, en la que la idea de equipo no es más que una palabra,
-con jefes que no van a aceptar ninguna de tus propuestas.
Resulta muy peligroso en las organizaciones que no existan cauces de comunicación auténticos, y que la comunicación -si podemos llamarla así- sea sólo unidireccional, de jefes a subordinados. Ocurre cuando encontramos directivos que sólo quieren escuchar aquello que les complace, de modo que nunca aceptan voces críticas porque prefieren la comodidad del rebaño.
Al final, esta actitud supone abrir la puerta al amiguismo y a los "enchufes", manteniendo un estilo de dirección claramente autocrático.
Cuando el estilo comunicacional es este, y no puedes evitarlo porque no depende de ti, tu silencio puede convertirse en un derecho, tal de vez de supervivencia, pero irrenunciable.
Tu silencio es valioso porque lo administras tú mismo. Cuando no haya otra opción, no renuncies a él, porque el silencio, en estas ocasiones, puede ser tan crítico o más que las palabras.
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